Comenzar un viaje a Donosti con un bocadillo de jamón en el bar del tren no son maneras. Quita el hambre, sí, pero yo soy un jodido gourmet y debo protestar por la basura que me vende Renfe.
Criticaré en mi blog, tuitearé y lo enlazaré en Facebook, haré una foto con filtro y desenfoque circular, inventaré el hastag #pseudobocadillo y molaré.
Pero no soy tan gourmet. El bocadillo no estaba tan malo.
Se acerca la parada de Valladolid y vuelvo a mi asiento. Hay una nota. La letra es muy bonita y enseguida me doy cuenta de que es de mujer.
“Búscame. A Fuego Negro. 31 de agosto n°31. 14:00“.
La firma es una mariposa. Sonrío.